Laura Sanahuja & Carmen Suay
(Primero de Bachillerato)
Laura Sanahuja
En mi opinión, lo que Juan José Millas pretende es hacernos ver la realidad de una forma diferente. Es un artículo muy acertado, ya que nos hace ver la situación que miles de personas tienen que lidiar en su día a día. Dejan todo lo que tienen de un lado, su casa, sus amigos, su familia,... para aspirar a una vida mejor (la cual no tienen asegurada) en otro país que ni siquiera conocen.
Cuando llegan a Europa, no saben con qué se van a encontrar, pero, mientras esperan a alguien que les guíe y les ayude, tienen que buscarse qué comer y dónde dormir. Algunas veces se trata de familias con hijos pequeños que no se pueden valer por ellos mismos; otras veces los padres tienen que separarse de sus hijos para que alguno de ellos pueda sobrevivir, aunque probablemente no volverán a verlos.
El gobierno de la nación se encuentra ante una situación muy delicada. Es difícil agradar a todos con su decisión, puesto que cada ciudadano tiene su propio punto de vista; pero, por otra parte, pienso que no se mueven tanto como deberían para paliar la situación o, al menos, frenar esta oleada de gente que está emigrando. De toda esta reflexión se puede deducir la mala gestión de la que, desde hace ya tiempo, ha hecho gala la gobernanza europea para solucionar este problema, que nos afecta a cada uno de nosotros.
Carmen Suay
Antes de nada, lo diré todo, para que nadie hable sin saber. Hago un llamamiento a la libertad de pensamiento, que es un antecedente a la libertad de expresión, la cual no sirve de nada sin la anterior. Seamos conscientes de la gran repercusión que en estos momentos tienen nuestros hechos y nuestras palabras.
¿Ahora ya puedo dar mi opinión sobre este tema? En primer lugar, me parece terrible que nos demos cuenta de todo lo malo que pasa a nuestro alrededor y seamos completamente conscientes cuando vemos un niño tirado en la orilla de la playa sin vida, fue impactante ver aquel día esa imagen más de mil veces en los distintos canales de televisión, que dudaba acerca de si querían hacernos creer a los espectadores el hecho de que hay personas que necesitan ayuda inmediata o más bien que nos dejásemos embaucar por todo lo próximo que venga, las intervenciones de los países europeos en el territorio Sirio o cualquier otra noticia poco humana, las aceptásemos sin rechistar siguiendo el acto de ver, sentir lástima, no hacer nada, oír ayudas de los refugiados y embustes de cualquier político y, acto seguido, callar.
Como yo, y probablemente millones de personas más en Europa y en el mundo en general, solo somos conscientes de la guerra por televisión, vídeos, artículos de periódicos e imágenes, aún no he visto en primera persona a refugiados por mis alrededores haciendo una vida normal, lo cual me invita a pensar que están jugando con los sentimientos y destinos de personas inocentes, los tres o cuatro que dirigen el cotarro en Europa, decidiendo libremente quién sí y quién no, repartiendo a pito pito gorgorito a los refugiados a los países quizá menos condicionados para hacerlo, siempre y cuando a los países convenientes no les den órdenes y ellos sí las puedan dar, para que Europa se caracterice de solidaria, pero el cómo y el cuándo, cuando les convenga.
El tema y los sucesos que llevan más de cuatro años sucediendo (aunque salga por la tele estos últimos días) son inhumanos; no somos conscientes de que son personas, y tienen una serie de derechos naturales intocables. En este sentido, es una gran oportunidad para demostrar que los humanos no solo desencadenamos guerras, somos egoístas y buscamos el bien propio. También podemos empatizar y ayudar a los de nuestro alrededor, sin importar que su piel sea más oscura que la nuestra o que piensen diferente. Seamos realistas, parece imposible que todos pensemos de manera parecida para conseguir la ayuda que necesitan, hay que concienciar y concienciarse, si todos participamos, se conseguirán cosas que parecían imposibles.