Por el camino del éxito
Lo más difícil de
aprender en la vida es saber qué puente hay que cruzar y qué puente hay que
quemar.
Bertrand Russell
(1872-1970)
Estimados alumnos y
alumnas:
Estimados padres,
madres y tutores, abuelos y abuelas, tíos y tías, hermanos y hermanas,
familiares y amigos en general:
Estimados
compañeros y compañeras:
Quiero felicitar,
en primer lugar, a todos los alumnos que hoy se gradúan. Y los felicito con
plena conciencia y con enorme alegría, porque en su mayor parte han sido
alumnos míos durante este curso (4º de la ESO) y, además, con el resto de
alumnos (2º de PCPI de Peluquería) he tenido contacto en la vida del centro.
Pero quiero que mi felicitación más efusiva, afectiva y satisfecha vaya a mi
grupo de alumnos de 2º de PCPI de Jardinería, con quienes he tenido la enorme
responsabilidad compartida de que este proyecto educativo que empezó hace dos
años llegara a buen puerto. Enhorabuena a todos por haber sido fieles a
vosotros mismos y por haberos permitido crecer como personas en muchos
sentidos.
Mi felicitación emocionada, agradecida y sincera se dirige también a
vuestras familias ─entendida esta en un sentido muy amplio─, que os han apoyado
incansablemente en vuestro difícil camino y que luchan a diario por vosotros y
por conseguir que seáis personas de provecho. Ellos merecen hoy aquí un sincero
y contundente reconocimiento, porque viven generosamente por y para vosotros,
dejando para después sus necesidades.
Mi otra gran felicitación
se dirige al conjunto de profesores que os han ayudado a conseguir vuestros
objetivos. A mí siempre me ha gustado definir a un maestro o maestra de una
manera muy sencilla, para que todos lo entiendan. Para mí, un maestro, un
profesor es una persona que ayuda. Ellos también han tenido la paciencia
necesaria, la responsabilidad diaria de enseñaros y, por encima de todo, el
compromiso personal y profesional de haceros mejores. Infinitas gracias al
conjunto de profesores que os han acompañado en vuestra travesía a la hora de
cruzar este puente. Gracias, Gustavo, por tu flexibilidad a la hora de afrontar
las clases. Gracias, Paqui, por inocular en los alumnos tu curiosidad por la
historia. Gracias, Nacho, por enseñarlos que, más allá de los contenidos,
existe la vida. Y gracias, Elena, por tu perseverancia y por aceptar retos en
apariencia imposibles. Gracias también a Maite Mohedano, profesora del módulo
de Jardinería que nos acompañó el curso pasado; a Susi Bochons, profesora del
ámbito científico-matemático del curso pasado, y a Fernando Guillén, profesor
de Educación Física del curso pasado también. Mi reconocimiento también para Mª
Carmen Sanz, orientadora del curso pasado, y para Sara Polo, orientadora
durante este curso, que ha ayudado de forma magistral al conjunto de alumnos a
la hora de decidir y concretar sus itinerarios académicos.
Decía Bertrand Russell que
en la vida es muy importante saber qué puentes hay que cruzar y qué puentes hay
que quemar. Vosotros acabáis de cruzar un puente, el primero que marcará toda
vuestra trayectoria profesional y vuestro periplo vital. El puente que habéis
cruzado ─el de la formación básica y general de la Educación Secundaria
Obligatoria─ a primera vista parece un mero trámite administrativo con el que
se puede buscar un trabajo u obtener el carnet de conducir y poco más. Nada más
lejos de la realidad, chicos y chicas. Quiero pensar que las enseñanzas que
hemos compartido durante estos años van más allá del hecho de realizar un
número indeterminado de exámenes, presentar a tiempo el trabajo de lectura o
asistir con puntualidad cada mañana a clase...
Es evidente que
todas las actividades de clase que realizamos los profesores y profesoras para
medir vuestras competencias académicas revisten una gran importancia en vuestro
desarrollo intelectual, pero hay otro tipo de aprendizajes mucho más personales
que nos interrogan, cuestionan y nos incitan a conocer más de nosotros mismos.
Este tipo de aprendizaje se muestra invisible en el expediente académico de
tantos y tantos alumnos, pero es el agente responsable de que los aprobados,
notables y excelentes hagan acto de presencia en los boletines de notas. En
otras palabras, para conseguir el éxito académico, es del todo necesario que
nuestros alumnos tengan un clima propicio de estudio, que sus familias tengan
altas expectativas y plena confianza en ellos y, además, que se interesen y
participen en todo momento de este bello camino de aprendizaje. Es necesario
también que los mismos alumnos se conozcan y que se reconozcan en su
singularidad, que sean honestos consigo mismos y que estén siempre dispuestos a
ayudar y a ayudarse a sí mismos (a no ponerse zancadillas). Reconozco que es
muy complicado medir este tipo de aprendizajes que los alumnos y alumnas
realizan casi sin darnos cuenta, pero están ahí, y si nos esforzamos por
verlos, el camino del éxito ya no será una escarpada rocha que no tiene
fin, sino una confortable vía llana que da gusto recorrer y recorrer. En
definitiva, una educación que no promueva el autoconocimiento y la alegría por
la vida está irremediablemente abocada al fracaso. En este sentido, la escuela
tiene la permanente responsabilidad de propiciar el autoconocimiento personal,
porque del resultado de ese autoconocimiento se derivará una armonía en la
relación consigo mismo y con los demás, y con ello se alcanzarán los objetivos
soñados.
Yo espero haberos
mostrado que con respeto y con un proyecto de vida sólido podréis llegar adonde
os propongáis. Espero haberos mostrado también que las personas decidimos en
qué queremos convertirnos: o en máquinas de hacer sufrir a los demás o, por el
contrario, en máquinas de hacer el bien.
Eugen: gracias por tu
simpatía, por tu facilidad para hacer amigos, por tu ayuda desinteresada a los
demás, por tu facilidad para comunicar, por tu capacidad de transmitir ese
entusiasmo tan hondo y sincero por la música.
Eric: tras cuatro
cursos ininterrumpidos formándote, creo conocerte un poquito. Gracias por haber
asistido a tu crecimiento personal, por haber dejado atrás el victimismo y las
quejas. Gracias también por tu simpatía y por tu colaboración.
Miguel: gracias por tu ejemplo,
por tu madurez y por ser puntal indiscutible en la clase, por tu valentía y por
tu compromiso.
Florian: gracias por tu
perseverancia, por tu esfuerzo, por tu locura algo absurda (pero simpática),
por tu ayuda a la hora de hacer llegar mis innumerables mensajes al grupo
whatsapp de clase con tantas y tantas instrucciones.
Alberto: gracias por tu
curiosidad, por haberme entretenido con tus interesantes conversaciones y
discusiones positivas, que han sido muchas. Por tu ganas de saber cada vez más,
por tu civismo y gracias por llevarme (casi siempre) la contraria.
Andrei: gracias por tu
simpatía, por tu buen hacer en clase, por tu capacidad de poner paz donde hay
conflicto, por tu esfuerzo y compromiso, por trabajar sin descanso hasta
conseguirlo.
Javi: gracias por
permitirnos a los demás asistir a tu crecimiento; han sido cuatro largos años,
pero creo que ha merecido la pena. Tienes todavía muchas cosas buenas que
demostrarte y que demostrarnos: tiempo al tiempo. Gracias también a Amparo Tormo,
educadora de vocación, que ha sido una pieza clave en tu progreso personal.
Adrián: gracias por
permitirte iniciar un cambio personal, por hacerme caso en lo que te he
aconsejado, por creer más en ti para no convertirte en quien no quieres ser.
La vida es un continuo tránsito de toma de decisiones. A medida que
crecemos, las decisiones son cada vez más importantes. Hoy vosotros estáis
llamados a dejar este puente atrás (el de la Educación Secundaria Obligatoria)
y a iniciar la ingente y maravillosa aventura de cruzar nuevos puentes: algunos
de vosotros os vais a adentrar en el exigente ámbito de las enseñanzas
académicas de Bachillerato, que supone mucho esfuerzo, responsabilidad,
creatividad y compromiso por el trabajo bien hecho. Otros habéis elegido cruzar
un nuevo puente que se llama Formación Profesional, que también exige altas
dosis de compromiso, entrega y entusiasmo, en busca de una profesión que os
permita desarrollaros como personas válidas y comprometidas con la sociedad.
Todos los puentes son válidos y todos tienen la misma importancia, porque todos
esos puentes que se cruzan con actitud valiente y decidida están construidos
con los mismos materiales. Estoy muy contento de que hayáis tomado la sabia
decisión de cruzar estos nuevos puentes: no los queméis, puesto que son para
toda la vida.
¡MUCHAS GRACIAS Y
FELICIDADES!
Santiago Vicente
Llavata (tutor de 2º de PCPI de Jardinería)
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